domingo, 23 de noviembre de 2014

Sinopsis Cap 1



Tony Soprano, uno de los capos de la feroz Familia DiMeo de New Jersey, espera en la antesala del consultorio de una psiquiatra, expectante, tímido y algo desconfiado.

Días atrás, mientras se hallaba preparando una parrillada para los invitados al cumpleaños de su pequeño hijo, y de manera absolutamente imprevista, se quedó sin respiración y cayó desmayado en el jardín. Como los clínicos, luego de realizarle análisis de sangre y estudios neurológicos, no pudieron encontrarle ningún problema físico, su vecino y médico de cabecera, el Dr Bruce Cusamano, le recomendó contactar a la psiquiatra Jennifer Melfi para que corrobore si se trata de un ataque de pánico. En su primer encuentro, los dos conversarán sobre los sucesos que desencadenaron ese desmayo.
Tony Soprano pisa por primera vez el consultorio de Jennifer Melfi. Como nunca antes había hecho psicoanálisis, no sabe bien dónde sentarse. La doctora le da libertad de acción para que elija el lugar que más le plazca.
Previamente, en la sala de espera de su terapeuta, antes de ingresar a la primera sesión, Tony observa con una mirada entre confusa e incómoda a una escultura estilo Klimt de una mujer desnuda con los brazos en alto y cruzados, con mirada abstracta y pezones salientes. Parece ser que aquí hay una clara sensación premonitoria: salvo contadísimas excepciones, Tony va a tener un frente abierto con todas las mujeres que se le crucen, desde su madre, esposa, hija y hermana, hasta sus amantes, su terapeuta y las esposas de los demás, en un intento de comprenderlas, controlarlas y luchar contra su influencia.

Una vez sentado, Tony escudriña la sala y el comportamiento de la doctora. Ella simplemente se acomoda los anteojos y lo invita a conversar sobre su desmayo, enterada del caso por el diagnóstico preliminar de su colega.

La estatuilla de la mujer desnuda que tanto llama la atención a Tony en la antesala del despacho de la doctora Melfi operará de manera dual como una revelación/precognición: la impronta femenina tuvo, tiene y tendrá enorme peso en todos los actos de su persona, consecuencia del desamor abandonador de su madre, la lealtad culposa de su esposa, el ventajismo insidioso de su hermana, el escepticismo desafiante de su hija y el parangón ético que emana la figura de su psicoanalista.

Inicialmente, Tony se muestra reacio y poco cooperativo, diciendo expresamente que "ellos" (los clínicos) lo enviaron allí, dejando constancia de su menosprecio por la institución de la psiquiatría y presentándose a sí mismo como "consultor en administración de residuos". Ante la repregunta de Melfi, que se yergue estoica e inquisidora, aunque amable, Tony empieza a indagar sobre las posibles causas del desvanecimiento, creyendo que se trata simplemente de tensión acumulada o stress.

Entonces, invitado a explayarse, empieza a detallar el día en el que tuvo su ataque, que casualmente fue el día del trigésimo aniversario de su hijo, rebobinando sensaciones desde la mañana misma en la que se despertó. Rememora y cuenta que se levantó con la sensación de que había entrado en el final de una era, un periodo en el que lo mejor ya había pasado. Se muestra nostálgico por los viejos tiempos y se compara con la figura de su padre, admitiendo, en tono reflexivo, que él llegó más alto que su progenitor, pero igualmente le persiste una sensación de vacío, la impresión de que no lo rodean los mismos principios y normas que supo gozar aquél. Y tampoco el orgullo de pertenecer a "algo".

A pesar de la prosperidad económica que ha conseguido. Tony siente un "vacío existencial" que se reflejará en sus ataques de pánico. Su particular modo de vida estaba diluyéndose rápidamente, y a sus 40 años, presiente que ha llegado ante una encrucijada en donde necesita eliminar las vacilaciones y tomar las riendas de su futuro.

Seguidamente, y de manera presuntamente desconectada, Tony le cuenta sobre una pareja de patos proveniente de Canadá que llegaron dos meses antes y anidaron cerca de su piscina, teniendo su cría en los alrededores. Tony se muestra realmente entusiasmado con esas criaturas: se mete en el agua y les da de comer continuamente, construyendo, inclusive, una rampa para que puedan ingresar, nadar y salir con comodidad. Se divierte con sólo verlos desplazarse por allí, celebrando su presencia.

De manera desordenada y un poco caótica, producto de la asociación libre de la terapia, enlaza la experiencia de la piscina con su vida familiar, nombrando a Hunter Scangarelo, la amiga de su hija Meadow, que según su esposa Carmela, es una mala influencia. Hunter, alumna mediocre y un poco disparatada, y por lo tanto, en el concepto de Carmela, una mala influencia para su hija, invita con insistencia a Meadow a que la acompañe a esquiar a Aspen [1] en Navidad, junto con su familia, pero a Carmela el convite no le hace ninguna gracia.

Ocurre que Carmela no sabe ya cómo lidiar con el comportamiento irreverente de su hija, la cual ha entrado de lleno en la adolescencia, exhibiendo, en consecuencia, un humor cambiante y un incipiente desafío a la autoridad de sus padres, y la confina con un cúmulo de prohibiciones y obligaciones. Y hablando de Carmela, Tony insinúa que su mujer sabe de sus contínuas infidelidades, por ejemplo, cuando ella le reprocha con acidez que no llegue tarde (también) al cumpleaños de su hijo. 

Tony, embelezado, alimenta a los patos que nadan en su piscina. La partida de estas aves desencadenará su abrupto desmayo, dado que a nivel inconsciente la vinculará con el angustioso miedo de perder a sus dos familias, la sanguínea y la criminal.

Tony prefiere detenerse allí para no seguir hablando de su vida privada, más precisamente, de su doble vida amorosa, motivo de cierta vergüenza, y cambia de tema, comentándole de manera solapada el entrenamiento en el negocio familiar de su "sobrino" Christopher Moltisanti, un muchacho de buena madera, pero que se manifiesta mayormente apático y lleno de excusass para el trabajo.

Prosigue su exposición, la cual cuadra perfectamente con su fingida profesión de asesor en medio ambiente, señalando que espera una actitud mucho más decidida por parte de Christopher en la resolución de una controversia comercial en torno a un importante contrato de recolección de residuos, el de Triborough Towers. Pero como el relato de los hechos empieza a despedir un tufillo a fechoría, Tony mantiene al margen, con toda intención, los detalles oscuros del negocio. No obstante, cierra el comentario sobre la flojera de las nuevas generaciones, poniendo como ejemplo que Christopher tiene un Lexus de 60.000 dólares y sin embargo, no muestra la suficiente responsabilidad ni laboriosidad.

Sin embargo, cuando comenta que ambos se encontraron imprevistamente con un tal Alex Mahaffey, un tipo que le debía dinero, la doctora Melfi, antes de que avance con su historia, lo detiene y le aclara que sabe exactamente de dónde viene y a qué se dedica, indicándole que cualquier detalle escabroso la obligaría a denunciarlo ante las autoridades. Tony se sorprende pero no se amilana, y se aviene a los cánones impuestos por la terapeuta.

Tony y Christopher se reúnen para hablar de los temas pendientes en la agenda, fundamentalmente, el contrato pendiente de Triborough Towers, del que Chris ni siquiera se encargó. Luego se encontrarán, circunstancialmente, con Alex Mahaffey, un ludópata que venía ocultándose de Tony para no pagarle sus deudas de juego.
Por ello, luego de establecer las normas éticas respecto de la confidencialidad doctor-paciente, Tony retoma el relato y cuenta un poco más sobre su profesión, pero omite toda referencia inconveniente. De hecho, dice que tanto él como Christopher "tomaron café" con Mahaffey, cuando en realidad lo persiguieron por un parque y, una vez capturado, lo golpearon brutalmente por mantener deudas de juego impagas y por renegar de la reputación inclemente de Tony.

A propósito de ello, Tony lo castiga y lo humilla en pública para no dejar ninguna duda de su renombre y le da a Chris una enseñanza acelerada de cómo tratar a desobedientes y renegados, salvaguardando su fama y su fuente de ingresos.

Tony embiste y fractura la pierna izquierda de Alex Mahaffey con el Lexus LS400 de Christopher. Luego desciende, lo insulta y lo golpea con furia por negarse a pagar sus deudas. Como parte de la inducción al "negocio", le exige a su protegido que también lo golpee, pero el inexperto joven le aplica unas patadas de pura bronca por los daños que recibió su automóvil, valuados según él, en unos 3.000 dólares.

Luego, Tony continúa hablando de negocios, comentando que tras ese episodio con Mahaffey tuvo un "desayuno de trabajo" al cual acudió en su carácter de consultor. En este punto, su relato empieza a ser retocado con algunas mentiras de ocasión, para no incomodar a la terapeuta y a la vez, preservarse. En honor a la verdad, Tony se juntó con el empresario Richard "Dick" Barone, dueño de la Barone Sanitation, empresa de servicio sanitarios y recolección de residuos, con el objeto de conversar sobre la problemática renovación del contrato de Triborough Towers. Pero el detalle omitido adrede es que su misión no era brindar asesoramiento sobre estrategias corporativas, sino conservar la salud económica de un importante frente legal de la organización, una compañía que le permite el blanqueo de sus actividades ante el Fisco, entre otros asuntos. Por ello, la reunión no se hizo en las oficinas de la empresa, sino en la vereda de la chacinería Centanni's, unas de las guaridas de Tony, estando presentes dos de sus leales soldados: Peter Paul "Paulie Walnuts" Gualtieri y Salvatore "Big Pussy" Bonpensiero.

La mesa en la vereda de Centanni's congrega al empresario sanitario Dick Barone y al capo Tony Soprano, junto a dos de sus fieles soldados: Paulie Gualtieri y "Big Pussy" Bonpensiero, con el objeto de buscar soluciones respecto de la concesión del servicio en Triborough Towers. Chris Moltisanti, que escucha los comentarios un poco apartado, decide hacerse cargo del tema, pero se le ocurrirá una medida inesperada y excesivamente audaz.

La cuestión es que una compañía competidora llamada Kolar Sanitation, fundada por unos inmigrantes checos, hizo una oferta de servicio muy mejorada, con un costo mensual inferior en 7.000 dólares, lo cual complicaba enormemente la posición de Barone, dado que se trataba de una licitación abierta.

Tony, para evitar controversias, sugiere un arreglo con los Kolar para que les paguen 40 veces esa rebaja por "copar la parada", pero Pussy revela cuán serio es el problema, dado que los hermanos Kolar se niegan a pagar cualquier tipo de tributo, y para mayor inconveniente, no se dejan intimidar por las amenazas, demostrando que no son unos advenedizos en este mercado y conocen las reglas del juego.

Christopher, que estaba un tanto alejado pero con el oído atento, aprovecha su oportunidad de ganar notoriedad, pidiendo encargarse del asunto. Tony, conmovido por tamaña demostración de voluntad, le da nuevamente el aval para que actúe, aunque nunca se iba a imaginar de qué manera.

Cansados de discutir, y con la resolución en manos de Chris, todos pasan a un cuarto intermedio, quejándose de este tipo de intromisiones descaradas, algo que jamás hubiese pasado en los "viejos buenos tiempos".

Salvatore Bonpensiero, con la callada presencia de su colega Paulie Gualtieri, expone el estado de situación de la Barone Sanitation en el asunto Triborough Towers. Tony Soprano, Dick Barone y, más alejado, Chris Moltisanti, escuchan atentamente y evalúan una decisión conjunta sobre los pasos a seguir.

Segundos después irrumpe Silvio Dante, otro soldado de Tony, que circunstancialmente pasaba por allí para comprar capicola para su esposa Gabriella. Entonces, como parte de un secreto a voces, Silvio le comenta a Tony de un escenario extremadamente delicado que involucra a su tío Corrado y a su mejor amigo de la niñez, Artie Bucco. Como si ya no tuviese suficientes problemas...

Silvio Dante, que pasaba por Centanni's para comprar capicola, advierte a Tony que su tío "Junior" quiere liquidar a "Little Pussy" Malanga, un rival de su propia facción, en el restaurante de su amigo Artie Bucco.

Después de un suspiro, Tony le aclara a la doctora Melfi que no dará mayores detalles del agobiante stress que le provoca su querido tío. Obviamente, ese asunto no podía hablarse ligeramente en terapia, máxime luego de la advertencia de Melfi: ocurre que el tío de Tony, Corrado "Junior" Soprano, el más veterano de los capos de la Familia Criminal DiMeo, pretende asesinar a un asociado desleal llamado Gennaro "Little Pussy" Malanga, y planea hacerlo en el restaurante de Artie Bucco, el Vesuvio.

Advertidos de la situación, Tony y Christopher se dirigen hacia el Vesuvio a almorzar, y de paso, hacer un rápido reconocimiento del terreno, observar su clientela, sus movimientos, e imaginarse cómo un crimen mafioso afectaría ese lugar. Asimismo, ambos entran en contacto con Junior y su grupo de amigos, con la idea de sintonizar y poder conversar posteriormente algún tipo de arreglo.

Al pasar, Tony le comenta a la doctora Melfi que tiene un cariño especial por su tío (de hecho, fue un padre sustituto en muchas ocasiones), pero a la vez se queja que sus comentarios maliciosos fueron como pesadas sentencias que le impidieron progresar en muchos aspectos de su vida (puntualmente, Junior siempre sostuvo que Tony nunca llegaría a ser un atleta universitario, y esa opinión, repetida una y otra vez, y contada a todas sus primas, adquirió la fuerza de un denigrante veredicto que no le permitió convertirse en deportista profesional).

Tony y Christopher se dirigen hacia el restaurante Bucco's Vesuvio. Allí se encuentran con Corrado "Junior" Soprano almorzando con sus amigos. Tony lo sorprende con un saludo muy particular: ¡apuntándolo con su dedo en la nuca cual ejecución sumaria!
Mientras se sucede la terapia, Tony sigue definiendo los sucesos que lo llevaron al desmayo y detalla un elemento sustancial, personificado en la presión que le genera cuidar a su anciana madre, Livia, que es despiadadamente pesimista y cínica, y a la vez, demandante y rencorosa.

De hecho, Tony insiste en entenderse con ella y ganarse su simpatía, pero ella lo desestima constantemente, mostrándose ingrata y arisca.

Luego de ver a su tío en el Vesuvio, al que invitó al cumpleaños de su hijo sin mencionar el motivo real de su visita, Tony acude ahora a la casa de su madre con un propósito específico: lograr que hable con su cuñado para que encuentre una forma de no afectar negativamente la vida de Artie Bucco.

Para entretenerla y crear un clima agradable, llega con un reproductor de discos compactos y varios discos de artistas de su época para que escuche las obras que más le gustan y pueda así rememorar y disfrutar de buenos momentos. Pero a Livia el gesto no le mueve ni un pelo de emoción y rechaza de mala manera el regalo. Tony, apesadumbrado por el desaire, la invita al cumpleaños de su nieto, pero ella tampoco le asegura su presencia, diciendo que predijeron lluvia y no se anima a manejar con las calles humedecidas.

Tal madeja de reprobaciones, más allá de su característica actitud de desprecio, tiene su intríngulis: Livia sabe que su hijo pretende que no viva sola, y entre distintas opciones, baraja la posibilidad de situarla en una "comunicad de retiro" (que para ella no es más que un nauseabundo geriátrico, una especie de antesala de su propia muerte), dado que está teniendo síntomas de senilidad y, al parecer, ya no puede arreglárselas sola.

Pero la testaruda anciana se niega a todo lo que él considere, ya sea vivir en la residencia de su hijo, permitir que personal contratado la cuide en su propia casa o mudarse a un nuevo hogar, lo cual genera gran tensión en la relación.

Agobiado por su terca resistencia a dejar su vivienda y las constantes sacralizaciones a su difunto esposo, al que sobre-destaca en alusión a su hijo, Tony decide ir directamente al grano y le solicita que interceda en la determinación de Junior y sus efectos en el establecimiento de Artie. Pero Livia, en una muestra de impúdico cinismo, se niega públicamente a inmiscuirse en los asuntos privados de su pariente, aunque, como se verá más adelante, casi ninguna decisión importante que salga de Junior es tomada en solitario sin antes consultar la sabia observación de la vieja dama.   

Tony visita a Livia con la intención manifiesta de invitarla al cumpleaños de su hijo AJ, pero solapadamente le pide que medie en la decisión de su cuñado Corrado respecto de utilizar el restaurante Vesuvio y afectar la vida de Artie Bucco. Ella rechaza cualquier intervención en los asuntos de "Junior", en los que declara falsamente no haberse metido jamás.

Finalmente, Tony parece llegar al final de su relaato terapéutico. Menciona, como un tema menor pero impertinente, la relación entre su esposa y un sacerdote católico amigo, el padre Phil Intintola, que siempre está en su casa para comer y ver películas, aprovechándose de la buena voluntad de Carmela.

En honor a la verdad , Tony tiene incipientes celos de él, y sospecha que entre el clérigo y su esposa existe cierta atracción, aunque Carmela nunca dio lugar a malos entendidos. Pero al parecer, también es una coartada de Tony para ocultar su propia infidelidad con una joven amante rusa.

Con todos estos antecedentes, un polvorín de tensión iba formándose de manera acelerada y el desenlace no tardaría en llegar. Así fue como, mientras preparaba la barbacoa en la fiesta de cumpleaños de su hijo Anthony Jr, y luego de soportar el desplante pendenciero de su madre, la firme intención de su tío de ajustar cuentas en solitario con Malanga en el restaurante Vesuvio, las contínuas recriminaciones de Carmela (por los amoríos de Tony, por las amistades de Meadow), la irresponsabilidad de Chris para encarar con seriedad sus obligaciones, la rauda transformación en el negocio de la basura, y en último lugar, al ver cómo los encantadores patos emprendían vuelo y empezaban su larga marcha de regreso, Tony empezó a marearse inconteniblemente, para segundos después, caer al suelo como una bolsa de papas.

El desmayo fue tan arrollador y sorpresivo, que incluso arrojó sin querer la bencina directamente sobre la parrilla, provocando una considerable explosión.

Tony sufre un impresionante desmayo en el 13er cumpleaños de su hijo al observar la partida del último pato. Estaba lidiando con la imagen mítica de su padre, el desamparo emocional de su madre y sus propios miedos ante la desintegración de su modo de vida.

Pero Tony, ahora más relajado y envalentonado por la charla, empieza a largar prenda de otros detalles, omitidos al principio, aunque de una manera desordenada, cronológicamente hablando.

Comenta acerca de los estudios neurológicos que le hicieron a la madrugada, unos días después del repentino desmayo. Tendido en la camilla, es sorprendido por el solidario acompañamiento de Carmela, que aprovecha la ocasión para comunicarle que ha decidido diferir el cumpleaños de su hijo, malogrado tras el traumático momento del desvanecimiento.

Tony se manifiesta preocupado ante la posibilidad de tener una enfermedad terminal, y apaciguado por el temor a la muerte, reconoce a Carmela haber vivido años buenos a su lado. Ella, que no puede disimular su cara de pocos amigos, no se deja embaucar por el tierno romanticismo y arremete con artillería pesada, culpándolo una vez más por sus contínuas traiciones. Tony intenta un contraataque por su cercanía con el cura Phil Intintola, pero Carmela lo corta de raíz diciéndole que el sacerdote la ayuda a ser mejor católica y soportar sus angustias.

Lejos de ser reconfortante, la presencia de Carmela se convierte para Tony en una nueva cruz. Ella, dolida por sus encuentros amorosos, aprovecha toda ocasión para reclamar enérgicamente y el tomógrafo no fue la excepción.

Mientras tanto Tony se hacía sus estudios médicos, su "sobrino" arreglaba el problema del contrato de recolección de residuos, tal como se había comprometido en el mitín de Centanni's.

Creyendo que todo se resuelve "cinematográficamente", el inmaduro Chris engatusa al heredero de la compañía Kolar Sanitation, un tal Emil Kolar, sobrino de Ezven, uno de los dueños de la empresa, invitándolo a una reunión de conciliación, en dónde le asegura que la juventud debe abrirse paso para saldar las diferencias y llegar a un acuerdo conjunto.

Lo invita a la sala posterior de Centanni's, y como señal de buena voluntad, le convida cocaína prolijamente fraccionada en un hacha de carnicero, mientras hablan de temas cordiales e intercambian gestos de buena voluntad. Entonces, sigilosamente y sin más miramientos, se sitúa detrás, descubre una pistola que se hallaba escondida y le descarga varios balazos en la nuca, asesinándolo fríamente.

Con ese golpe, que él cree será muy festejado, Christopher pretende convertirse por fin en "mademan" [2], ganándose el reconocimiento de "hombre duro" en la organización DiMeo. Pero para su asombro, nada de eso ocurrirá. 


¿Reunión amistosa o duelo de sobrinos? Con pose de matón, el infortunado Emil Kolar se mete sin saberlo en la boca del lobo. Brinda con Christopher sin sospechar que en un instante será hombre muerto.

Christopher Moltisanti le llena la cabeza de plomo a Emil Kolar mientras éste se disponía a aspirar cocaína en un "encuentro de conciliación" por Triborough Towers. Segundos después, lo remata en el piso. Con este asesinato, su primer "hit", Chris intenta ganarse el respeto de Tony para ser promovido dentro de la Familia, pero se decepciona rápidamente al ser ignorado por completo.

Tony sigue hablando y comenta que se juntó con su tío Junior para jugar al golf, almorzar y hablar de temas en común, lo que llama la atención a la doctora Melfi, pues no logra desentrañar qué es lo que le molesta de esa relación. La razón, omitida ex profeso, es la terminante negativa de Junior a renunciar al atentado contra "Little Pussy" Malanga en el restaurante Vesuvio.

Tony conversa con su tío Corrado "Junior" Soprano a la salida del restaurante Vesuvio para intentar persuadirle de que no asesine allí a Gennaro "Little Pussy" Malanga, dado que arruinaría el negocio de su amigo personal Artie Bucco. Escoltan a Junior, el veterano soldado Giuseppe "Beppy" Scerbo y el guardaespaldas George "Gus" Esposito.

Melfi sigue interrogando sobre sus lazos familiares y Tony le comenta que Carmela está recelosa de la amistad que su hija tiene con Hunter. Recuerda una anécdota en la que, mientras ella estaba mirando unos láser-discs con el padre Intintola, sorprende a su hija queriendo huir por una ventana (creyendo que es un ladrón sale al jardín ¡con un fusil Kalashnikov!), y entonces le reprocha su falta de responsabilidad y la castiga prohibiéndole ir a Aspen. Esto crearía una constante tirantez entre Carmela y su hija , que llega a su máximo clímax cuando Meadow se niega a acompañarla al Plaza Hotel, una rutina que venían teniendo desde sus 8 años.

La doctora Melfi, ahora más punzante, le pregunta a Tony si le ha confesado a Cusamano su depresión. La reacción inicial de Tony es cambiar de conversación (pregunta a la psiquiatra sobre el origen de su apellido), y luego, quejarse sobre la flojera del hombre moderno, que no soporta los problemas cotidianos sin lloriquear en público (ejemplifica con Gary Cooper para manifestar que ya no hay tipos duros y silenciosos en Estados Unidos).

Cuando Melfi repregunta y hace que finalmente Tony admita su depresión, vinculándola con la partida de los patos, provoca inmediatamente su ira. Entre enfurecido y avergonzado, Tony se levanta y se va sin saludar, interrumpiendo intempestivamente la sesión, negándose a hablar de "sus patos". Es que Tony, un macho que lidera un grupo de hombres rudos, no puede asumirse débil ni sentimental. Y tampoco puede hablar de la vida de sus muchachos, dado que pertenece a una sociedad secreta.

En otro plano, Christopher debe arreglar el problema que originó al matar a Emil Kolar. Desacreditado por la estupidez que acaba de cometer, sólo obtuvo regaños de parte de Tony. Sin embargo, para que no quede prendido en una investigación policial, el experimentado "Big Pussy" Bonpensiero lo acompaña para ayudarlo a deshacerse del cuerpo.

Chris Moltisanti y Salvatore Bonpensiero estuvieron a punto de arrojar el cadáver de Emil Kolar contra un contenedor de su propia compañía con el objeto de dejar un mensaje intimidatorio. No obstante, el veterano "Big Pussy" hace recapacitar al impulsivo Chris diciéndole que este tipo de mensajes mafiosos generaría una investigación policial. Encima, le advierte que obró mal al mostrar iniciativa propia y desoír la cadena de mandos. Luego, para tranquilizarlo, le dice que descuartizará el cadáver en Staten Island.

En un principio, inspirado en las películas, y como parte de un típico mensaje macabro, Chris planea volcar el cadáver en un contenedor de basura de la propia familia Kolar, pero en vez de eso, le hace caso al veterano soldado, quien le advierte que es mejor enterrar el cuerpo y evadir la inspección, mientras se logra intimidar implícitamente a los Kolar sin consecuencias.

Sin cuerpo no hay delito, por lo tanto, no hay investigación policial efectiva. La desaparición del cuerpo de la desafortunada víctima tendrá su efecto residual y el mensaje llegará lenta pero inexorablemente.

La equivocación de Christopher a la hora de citar una famosa frase de The Godfather es clave: este negocio no es una película de mafiosos, esto es la realidad. Pussy sabe del carácter oculto del oficio, pero Chris desperdicia sus oportunidades en un intento de impresionar. De hecho, Christopher será un continuo germen de tensiones para Tony, que tiene mucha confianza puesta en él pero no puede evitar ver cómo desperdicia sus oportunidades en un intento ostentoso de sobresalir.

Efectivamente, poco después y tal como predijo Pussy, al notar que Emil había desaparecido por su intromisión en un negocio mafioso, la familia Kolar retira su oferta. La noticia llega desde el mismísimo Dick Barone que, triunfante, se encuentra con Tony en las instalaciones de su propia empresa para contarle la novedad.


Dick Barone está exultante. El mensaje de Chris dio resultado y los Kolar se retiraron de la competencia. La Barone Sanitation mantuvo la concesión del contrato de Triborough Towers. 
Todo parece marchar bien, pero Tony sufre un segundo ataque de pánico cuando Livia tiene un arrebato de sarcasmo al visitar Green Grove, la "comunidad de retiro" en la que Tony insiste en ubicarla.

Livia está aterrorizada con la idea de perder su estatus e influencia, y no quiere resignarse a vivir entre ancianos. Cuando nota la zona asistencial detrás de las puertas, que indica que no se trata sólo de una lujosa residencia, empieza a despotricar y armar un escándalo. Tony percibe, una vez más, su incapacidad para manejar a su madre y retorna resignado a terapia.

Esa frustración de no poder convencer ni dominar a su madre, refleja su propia incapacidad y sensación de inutilidad: le dice a Melfi que "ella creció durante la Depresión", queriendo manifestar la dureza de su carácter en comparación con su fragilidad. La doctora le contesta socarronamente que otra vez él está nombrando la palabra que empieza con "D", forma sutil para inducirle a admitir que sufre de depresión, algo que encolerizó a Tony la última vez y le hizo abandonar la sala.

De hecho, la segunda sesión consistió, básicamente, en reconocer el enorme poder de la presencia maternal y su formidable ascendiente sobre esposo e hijo. Como era de prever, también habla de su padre, estableciendo un comprensible paralelo, diciendo que era un "tipo duro" que dirigía sus propios hombres, pero que esa mujer, Livia, lo redujo a algo insignificante, como un "pequeño jerbo".


 Livia entra en desesperación cuando la llevan de visita al Green Grove, maldiciendo y negándose a hospedarse allí. Para Tony eso fue demasiado y le provoca otro ataque de pánico, con desmayo incluido.

Luego, a sabiendas de lo que acababa de decir, Tony admite por primera vez sus inconvenientes y peligros de ganarse la vida como mafioso (habla sin tapujos de la Ley RICO [3]) y de la infelicidad que le provoca su elección de vida (dice sentirse un "payaso triste"). Luego de escucharlo, Jennifer Melfi le prescribe Prozac, un potente antidepresivo.

No obstante, a partir de esa sesión, algunas cosas parece que empiezan a andar bien: Tony muestra su oficio como un ingenioso líder criminal al empezar un nuevo emprendimiento inspirado en su resonancia magnética. Alex Mahaffey, el ludópata que le debe dinero, es presionado para que fragúe facturas a favor de la organización y así saldar sus deudas.


Tony, Christopher y Hesh Rabkin se reúnen en el club de strippers Bada Bing! para conversar. Como consejero y prestamista de la organización, Hesh razona sobre los temas irresueltos: opina sobre el comportamiento de Junior y acepta la nueva estrategia de Tony respecto de las deudas de Mahaffey. 

En una reunión acontecida en el club de strippers "Bada Bing!" que regentea Silvio Dante, Herman "Hesh" Rabkin, un viejo amigo judío del padre de Tony que opera como prestamista (y consigliere "de facto" [4]) de la Familia, aprueba esa estratagema. Además, hablando de todo un poco, Hesh se entera de la decisión de Junior respecto de "Little Pussy" Malanga.

Preocupado y meditabundo, comenta sobre el carácter arrebatado de Junior Soprano, que siente celos de la ascendencia de Tony (y anteriormente, de su hermano menor, "Johnny Boy") en la organización, lo que lo convierte en una competencia directa y un constante semillero de complicaciones.

Luego, convencido por argumentos históricos y psicológicos del empecinamiento de Junior, el viejo consejero sugiere que saque a Artie del restaurante (o sea, que provoque su cierre por vacaciones o algo parecido), para así evitar el atentado contra Malanga en ese lugar y obligarlo a que lo haga en otro sitio.

Tony, amigo de Artie desde la niñez, teme que un asesinato mafioso en el restaurante pueda dañar la reputación de su establecimiento. Entonces, impulsado por el consejo de Hesh, decide sacarlo de allí por unas semanas regalándole pasajes en el crucero SS Sagafjord [5]. Artie queda encantado, pero cuando lo consulta con Charmaine, su esposa, ésta rechaza categóricamente la oferta, pues cree que provienen de un chantaje, y derecha como es, obliga a su esposo a devolvérselos a Tony. 
Si bien en un principio Artie Bucco queda encantado con los pasajes regalados por Tony para vacacionar en un crucero por el Caribe, la posterior conversación con su esposa Charmaine le hace cambiar de opinión y se los devuelve. Este imprevisto provocará una decisión mucho más extrema por parte de Tony para cerrar el Vesuvio.

Ante este hecho inesperado, y como Junior se sigue negando a ejecutar su plan en otro lugar que no sea el Vesuvio (insiste que allí Malanga se siente seguro, por lo que es un lugar perfecto para emboscarlo), Tony manda a su mano derecha, Silvio Dante, para que provoque una explosión en el restaurante, con la esperanza que pueda, al menos, reclamar el seguro por incendio sin siquiera enterarse del conflicto que hay por detrás. Así, en vez de "borrar" al dueño, "borraba" al mismísimo restaurante, con un probable resarcimiento futuro. La ecuación, en la mente de Tony, encajaba perfecta.

Para más detalle, Tony instruye a Silvio sobre los pasos a seguir en el juego de voleibol de su hija, mostrando el severo constraste entre su vida de padre dedicado y su perfil de criminal violento, luego que Christopher lo llamara la noche anterior y lo anoticiara que Malanga había retornado de Florida, donde se hallaba confinado.


Tony no puede dejar de combinar sus emprendimientos criminales con sus quehaceres familiares. En el partido de voley de su hija le encarga a Silvio el incendio del restaurante de Artie, pero luego aprovecha la ocasión para visitar la Iglesia, como pidiendo perdón por sus acciones. 
Mostrando aún más ese cariz perverso, luego del partido Tony va con su hija a la iglesia que su abuelo ayudó a construir, llevando a rastras a una huraña Meadow, que sólo piensa en su frustrado viaje a Aspen. Tony le habla con añoranza del sacrificio de esos viejos inmigrantes italianos, que hicieron enormes esfuerzos por afincarse en América. En esa remembranza, Tony se impregna de identidad y quizás, exculpa sus culpas, aunque Meadow, parte de otra generación, no logra comprender nada.

Mientras tanto, se activan las acciones. Por un lado, Silvio cumple a rajatabla la orden de Tony e incendia subrepticiamente el Vesuvio a altas horas de la noche. Por otro, se intimida a Alex Mahaffey para que acceda a ser parte de una estafa con las resonancias magnéticas.
Cumpliendo una orden directa de Tony, Silvio Dante aprovecha la cobertura de la noche, enciende un foco de incendio en la cocina y, tras una espeluznante explosión, deja que las llamas consuman aceleradamente el restaurante Vesuvio.

En un paseo por el puente peatonal de Patterson Falls, Hesh Rabkin, el prestamista usurero, y Salvatore Bonpensiero, el matón omnipresente, le hacen notar que si no cede a sus presiones, él será el próximo en caer sobre las rocas. Una forma sagaz y simbólica es empleada para intimidarlo: el robusto Bonpensiero tira un cucurucho de helado por el puente mientras Hesh, con tono bonachón, lo invita a pasear por las rocas para reflexionar la oferta.


Hesh Rabkin y Salvatore Bonpensiero acompañan a Alex Mahaffey por el puente peatonal de Patterson Falls donde discuten sus opciones para pagar la deuda de juego que acumula. Luego de presionarlo con que lo arrojarían por el puente, Mahaffey acuerda colaborar en un esquema fraudulento.

Tony no asiste a su próxima cita con la doctora Melfi, evidentemente, por su creencia de estar curado. Sin embargo, ironías del destino, se la encuentra por casualidad en el restaurante neoyorquino "Il Granaio", al que fue con su amante rusa. Si bien ella pretende usar desapercibida haciendo un esfuerzo por esconderse, él la intercepta y le dice que los "detalles en decoración" que le dio realmente funcionan.

El compañero de Jennifer, Nils Borglund, reconoce enseguida la figura de Tony y se asombra que tenga a ese personaje de paciente. Posteriormente, queda impresionado por su poder e influencia cuando Tony hace que les consigan una mesa en el lugar, máxime cuando minutos antes la anfitriona les había dicho que tendrían que esperar mucho tiempo, debido a que no había ubicación disponible.

Después, en una muestra de total desvergüenza, Tony vuelve al mismo restaurante con su esposa Carmela y demuestra nuevamente su potestad cuando es saludado por Giuseppe, el dueño del restaurante, que le dice a viva voz que hace mucho que no come allí, cubriendo su acto de infidelidad desvergozadamente.

En esa cena, Tony le confiesa a Carmela que está tomando Prozac y que está viendo a "un psiquiatra". Carmela, que pensó que Tony iba allí a confesar, y solucionar, su adulterio, se pone exageradamente contenta y le dice que está orgullosa de él. Tony recalca que solamente se lo dijo a ella porque es la única persona con la cual es absolutamente honesto, provocando de inmediato la risa socarrona de Carmela.


Tony va a cenar con Carmela al mismo lugar donde anteriormente acudió con su amante rusa. Allí le confiesa a su esposa que está bajo terapia psicoanalítica y que toma Prozac. Carmela se alegra de sobremanera, pues piensa que él encauzará su vida amorosa.

En su siguiente sesión, Tony aún se muestra reacio a enfrentar su propia debilidad. Asegura que su buen humor es debido a la medicación pero Melfi le refuta esta afirmación, dado que al Prozac le lleva seis semanas provocar su efecto. En cambio, ella acredita su mejoramiento a las sesiones de terapia. O sea, al hecho de ir allí y hablar.

Tony le cuenta un sueño en donde un ave acuática le roba su pene. Melfi lo relaciona hábilmente con los patos y extrapola el sueño para revelar que Tony proyectó su amor por su familia (y transitivamente, la protección de su clan criminal) en el grupo de patos que vive en su piscina y, para su consternación, la revelación lo hce llorar compulsivamente. Ella le dice que el vuelo de los patos saliendo de la piscina provocó su ataque de pánico al relacionarlo con su angustioso miedo a perder su propia familia.


Tony llora y libera su angustia cuando comprende el significado de su sueño y lo conecta con sus ataques de pánico. No obstante, si bien comprende el temor a la pérdida de su familia, no puede vislumbrar todavía exactamente por qué se ha desatado de manera tan incontenible.
Finalmente, Tony reprograma la fiesta de cumpleaños de su hijo. Como es habitual, se encarga de la parrilla, donde sus muchachos conversan sobre temas de poca importancia. Menos Artie, que está desconsolado...

Entre sollozos, se lamenta por la pérdida de su restaurante, quejándose de su mala fortuna ante el equipo de Tony, sin sospechar siquiera que ellos son los artífices del incendio. Tony, que tiene un profundo cariño por Artie, promete ayudarlo para recomponerse.

Artie está afligido y no para de lamentarse por el incendio total de su restaurante. Tony y sus muchachos lo consuelan prometiéndole ayuda y, con sumo cinismo, como si nada tuvieran que ver con el hecho, le auguran un futuro mejor.

Sin embargo, Christopher tiene una indiscreción no muy feliz cuando le dice a Artie que se contente con su seguro, porque podría pasar que la gente deje de ir al restaurante. Artie lo observa extrañado, argumentando que eso sería imposible porque estaba en pleno éxito en su emprendimiento. Tony, con disimulo, le echa una mirada matadora a Chris y sale de la situación con un chiste de ocasión. Obviamente, Artie y Tony interpretan dos cosas distintas, dada la información que poseen. Ante esa situación tensa, Chris se enfada y se aparta a un costado de la parrilla.

Tony, que cree ver más allá de un simple enojo, se retira e intenta mantener una conversación con su protegido. Ante la reticencia de Christopher, lo presiona y descubre que está molesto porque no recibió reconocimiento por su aporte en el conflicto de la basura de Triborough Towers. Meditabundo, Tony se disculpa diciéndole que él nunca recibió cumplidos ni apoyo de sus padres y que poe eso tiene ese carácter tan desconsiderado.

Pero Chris, aún disconforme, lleva las cosas demasiado lejos hablando de las ofertas de guiones que tiene de Hollywood. Entonces, Tony le muestra sus pocas pulgas agarrándolo del cuello y amenazándolo con matarlo, pero rápidamente vuelve en sí y le augura un gran futuro dentro de la organización. Y parece que todo vuelve a la normalidad.

La vengativa Livia calla, y otorga, ante los comentarios de su cuñado Junior, cuando éste le dice que Tony se entromete demasiado en sus asuntos y que "algo" habrá de hacerse al respecto. Con esa sentencia silente, Junior ahora tiene la bendición de la propia madre para ajusticiar a su sobrino. Luego, ambos llegan al cumpleaños de su nieto como si nada hubiese pasado...

Pero solo parece... Junior ha pasado a recoger a Livia para ir a la fiesta de su nieto. Durante el trayecto, ella le empieza a llenar la cabeza contra su propio hijo, al que acusa de no ocuparse debidamente de su madre. Entre varias cosas, sostiene que la pondrá en un asilo para que muera antes de tiempo. Él, indignado y algo identificado, recoge el guante, escucha y prepara su alegato.

En realidad, ambos ancianos están resentidos, aunque por motivos distintos. Junior, rezongón por naturaleza, se queja de Tony porque éste se entromete en sus negocios, y paraboliza con la época de oro (su época) para desacreditar a la juventud y sus ímpetus irrespetuosos.

Sugiere, luego de una hábil introducción, la eliminación de Tony si no acata la tradición y los lazos históricos con las familias neoyorquinas. Livia, hasta entonces escandalizada por los comentarios, ni se inmuta cuando Junior menciona ese cruel destino para su hijo. Increíblemente, su reacción es mirar hacia otro lado, en silencio.

Llegan a la fiesta y lo primero que dispara Livia es un comentario despectivo hacia el parrillero, que es ni más ni menos que su hijo Tony. Con tono de falsa alegría, Tony le dice a Carmela que llegó su madre. Acto seguido, todos pasan al comedor a festejar el cumpleaños.

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[1] Aspen es la principal ciudad del condado de Pitkin, en el estado de Colorado. Fundada como campo minero durante el "boom" de la plata, debe su nombre a la abundancia de álamos en la zona. Actualmente, es un importante centro de esquí y de actividades culturales.

[2] En La Cosa Nostra estadounidense, un mademan es un miembro formalmente introducido en la Mafia. También se lo conoce como man of honor o wiseguy, aunque éste último nombre puede aplicarse también a miembros no iniciados pero "conectados". Tradicionalmente, el inducido tenía que ser enteramente descendiente de italianos, pero hoy en día se necesita solamente tener apellido italiano como demostración de la consanguinidad. Además, no puede ser, ni haber sido, policía o miembro de algún cuerpo de seguridad. Un miembro es aceptado por dos cualidades no excluyentes: su capacidad de ejercer la violencia o su facilidad para ganar dinero. Generalmente, un miembro se "gana los galones" (makes his bones) a través de un asesinato por encargo (a contract), que es la forma de expresar compromiso verdadero con la sociedad. Un miembro pleno es presentado a otros miembros con la frase "a friend of ours" (nuestro amigo) a diferencia del "a friend of mine" (mi amigo) utilizado cuando se presenta a un externo a la organización. El mademan empieza siempre como "soldier" (o "soldato), y potencialmente puede ascender en los rangos de LCN hasta "boss" (jefe). Al principio, operará dentro de un grupo ("crew") bajo las órdenes de un "captain" o "capo". Para convertirse en mademan, el inducido tiene que haber trabajado ya para la Mafia como "asociado" ("associate") y de acuerdo a la calidad de sus tareas y cómo se haya desempeñado, puede ser promovido con el permiso del boss y con la interconsulta con otras Familias. Cuando es admitido se dice que se "abrieron los libros" ("open the books"). Al menos dos miembros plenos tienen que dar testimonio de su aptitud. Existe una ceremonia de iniciación en la cual se le pincha el dedo al iniciado ante una estampa católica de algún santo, que generalmente arde en llamas, y se le obliga a jurar fidelidad y omertá (silencio). En la ceremonia, el iniciado conoce al jefe de la Familia, que preside el rito, y a muchos otros miembros. Un mademan disfrutará de protección mientras sea leal y pase un porcentaje acordado de sus ingresos a las jerarquías superiores. Se volverá un intocable. Atacarlo sin el permiso de otros mafiosos de alto rango es considerado un pecado mortal, esto es, que tiene represalia de muerte.

[3] El Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act (RICO) es una ley federal de los Estados Unidos que establece largas penas por delitos realizados bajo el amparo de una organización criminal. Bajo esta ley, una persona que ha cometido dos cualesquiera de los 35 crímenes tipificados (27 federales y 8 estatales) en un periodo de 10 años puede ser acusada de crimen organizado. las penas varías desde multas por hasta $ 25.000 a 20 años de prisión por cada cargo. Además, se le debe decomisar toda ganancia mal habida y el interés sobre cualquier negocio obtenido por su actividad. RICO también permite a cualquier privado perjudicado iniciar acciones civiles: si tiene éxito, puede ser resarcido por daños y perjuicios. 

[4] Consigliere es una posición dentro de la estructura de liderazgo de la Mafia siciliana, calabresa y estadounidense. Se trata de una persona que goza de intimidad con el Boss y muchas veces lo representa ante los caporegimes, en pos del aislamiento que debe tener el jefe con sus acciones operativas. En las Familias grandes, el puesto muchas veces adquiere mayor importancia porque forma parte de un "ruling panel" (un comité de gobierno) con el subjefe y el jefe. 

[5] Trasatlántico construido en 1965 en Francia por la Sociéte Nouvelle des Forges et Chantiers de la Méditerranée para la línea de cruceros noruega Den Norske Amerikalinje. Fue opreado luego, entre 1983 y 1996, por la británica Cunard Line. Entre 1996-1997 pasó a TransOcean Tours bajo el nombre MS Gripsholm, antes de ser vendido a Saga Cruises, donde fue llamado MS Saga Rose hasta octubre de 2009, año en que fue retirado de servicio. Bien mantenido y conocido por su interior señorial y su clásica proa estilizada, ha realizado cruceros a través del mundo para un público de alto nivel adquisitivo, obteniendo el récord de cruceros mundiales completos (44), superando al RMS Queen Elizabeth 2. 


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